Cuando encuentres una fuente adecuada (un libro, un artículo o un sitio web), primero echa un vistazo a: ¿Qué dice el nombre o el título principal sobre el tema? ¿Y cómo se han titulado los subcapítulos o apartados? Consulta el resumen si se incluye en el texto. Obtén información sobre el autor y su relación con el tema (experto en la materia, aficionado, lego, periodista, etc.). Si hay diagramas o simulaciones entremedias del texto que aclaran el tema. Además, echa un vistazo a la bibliografía: ¿El autor ya ha escrito un texto sobre el mismo tema antes? ¿El texto se basa solo en unas pocas fuentes o el autor ha usado varias fuentes para redactar el texto?
Si la fuente parece útil, profundiza en su lectura para comprender mejor el tema. Selecciona los conceptos clave y construye un mapa conceptual a partir de ellos pensando en las relaciones entre los conceptos. Consulta las definiciones de los conceptos clave. ¿El autor presenta algún argumento sobre los temas que trata? Si se presentan argumentos, consulta la fuente para su justificación y anótalos, por ejemplo, utilizando la técnica de a favor y en contra.
También examina el texto a través de los ojos de un lector crítico, sobre todo, si sabes que tu tema genera mucha controversia o suscita una amplia gama de opiniones y posturas. Comprueba a quién va dirigido el texto original y dónde se ha publicado. Esto te da acceso a la información de antecedentes del texto y te permite relacionar el contenido seleccionado del texto y los argumentos con los antecedentes. Las preguntas de un lector crítico son, por ejemplo: